Retomando
el tema de los seres microscópicos que a veces nos incordian, hoy me apetece
hablaros de las bacterias. Ya definimos bacteria como un organismo unicelular microscópico sin
núcleo ni clorofila. Algunas bacterias pueden presentar una cubierta
gelatinosa, cilios o flagelos para la locomoción o vivir en grupos. Son
peculiaridades que nos permiten clasificar y distinguir unas de otras, pero que
no desvirtúan la unidad básica de lo que significa bacteria.
Son los organismos más simples y numerosos que existen en la
naturaleza. Hay bacterias en todas partes: están adaptadas para vivir en el
frío más helador o en el calor más extremo. Y solo unas pocas causan
enfermedades.
La mayoría de las bacterias son beneficiosas para el medio
ambiente y para el ser humano. Están involucradas en los ciclos naturales del
carbono, el fósforo y el nitrógeno, que son elementos esenciales para la vida:
es decir, incorporan estos elementos básicos a la cadena trófica. Esto significa que sin bacterias no existiría la vida.
Además, las bacterias tienen muchos otros beneficios: se
utilizan en industria alimentaria para producir quesos, en la industria
farmacéutica para fabricar antibióticos y son un mecanismo de defensa natural
contra las agresiones de otras bacterias patógenas, actuando como un escudo
protector. Las bacterias intestinales también se encargan de sintetizar para
nosotros vitaminas como K, B12 y tiamina, sin las cuales no podríamos vivir. Otro
uso industrial de las bacterias es la eliminación de tóxicos y petróleo.
Así que la leyenda negra que rodea a mis queridas bacterias
se debe solo a unas pocas patógenas (unas 200 especies, frente a las miles que
hay) que causan enfermedades en el ser humano. Pero de esas, ya hablaremos otro
día.
Como siempre, os pongo enlaces para que ampliéis información:
Mañana tendrás un regalito en mi blog!
ResponderEliminarBueno, bueno, que intriga, que será ¡¡¡
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