Caperucita despistada.
Seguro que todos os sabéis el cuento de Caperucita ¿verdad?
Pues abrid bien los oídos, porque esta es otra versión.
Había una vez una niña que se llamaba Caperucita Roja. Vivía
en una casita cerca del bosque y le gustaba mucho salir a pasear. Pero como era
muy despistada, le pasaban cosas raras. Por ejemplo un día que iba paseando, se
chocó contra un árbol, pero no se dio cuenta de que era un árbol y le dijo:
- Uy, perdone, señor.
El Lobo, que lo estaba viendo todo, se acercó a Caperucita y
le dijo:
- ¡Pero niña, como eres tan despistada! ¿No ves que es un
árbol?
Caperucita se quedó mirando al árbol y pensando “anda, pues
es verdad”.
- A ver, Caperucita ¿Cómo vas tú solita por el bosque?-
Preguntó el Lobo.
- Es que me gusta mucho pasear- respondió Caperucita.
- ¿Pero no te das cuenta de que puede haber lobos por ahí
sueltos? Anda, anda, ve por el camino largo, que es más seguro y más recto y
llegarás a casa de la Abuelita – dijo el Lobo. – Ya iré yo por el camino corto.
Así que cada uno se fue por un camino, el Lobo por el camino
corto y Caperucita por el camino largo. El Lobo llegó enseguida a casa de la
Abuelita y llamó a la puerta. La Abuelita salió a abrir.
-Pasa, pasa – le dijo
al Lobo – que tengo preparado un té con pastas para merendar.
-Abuelita, me he encontrado con Caperucita y es
despistadísima – empezó a contar el
Lobo, mientras daba buena cuenta de una pastita de chocolate. – Se ha tropezado
con un árbol y le ha dicho “Uy, perdone, señor”. Y yo creo que del golpe se ha
quedado más despistada de lo que era. La he mandado por el camino largo que es
más recto.
-Pero Lobo, como se te ocurre- le regañó la Abuelita. – Con
lo despistada que es esta niña, se va a perder.
Efectivamente, paseando por el camino largo, Caperucita
empezó a despistarse cada vez más: que si una flor, que si una mariquita, ahora
una mariposa que revolotea, un pajarito que pía… Total, que sin darse cuenta se
salió del camino y se perdió. Pero ella iba tan distraída con sus asuntos, que
ni se enteró de que estaba perdida. Hasta que ya llevaba mucho, mucho, pero
mucho, mucho, muchísimo rato andando y pensó: “Va a ser que me he perdido,
porque el camino largo no recuerdo que fuera tan largo”. Y gritó en medio del
bosque:
-¡¡¡¡Socorrooooo!!!! ¡¡¡¡Estoy perdida!!!!
Menos mal que pasaba por allí cerca el Cazador que la oyó y
le dijo:
-Pero Caperucita, ¿cómo eres tan despistada? ¿No ves que
tienes la casa de tu Abuelita justo ahí detrás?
Caperucita se dio la vuelta y allí estaba la casa de la Abuelita
entre los árboles. El Cazador acompañó a Caperucita hasta la casa y como ya era
tan tarde porque Caperucita había estado mucho rato perdida, la Abuelita dijo:
-Vamos a llamar a tu mamá por teléfono, para decirle que te
quedas aquí a dormir, que ya es tardísimo.
Ring, ring, ring.
-¿Diga? – dijo la mamá de Caperucita
-Hija, que soy yo, la Abuelita. Que Caperucita acaba de
llegar, porque se ha perdido por el bosque, y como ya es muy tarde, mejor que
se quede aquí a dormir.
-¿Qué se ha perdido?- Se alarmó la mamá de Caperucita. –
Pero esta niña, que despistadísima que es-
-Si, además me ha contado el Lobo que se ha dado un golpe
con un árbol y yo creo que se ha quedado más despistada de lo que era – siguió
contando la Abuelita.
-Pues vaya, lo que nos faltaba, con lo despistada que era ya
de antes. Mira, mejor que se quede ahí a dormir – dijo la mamá de Caperucita –
y ya me paso mañana por la mañana a buscarla.
- Vale, vale, hasta mañana.
- Hasta mañana.
Así que el Lobo se volvió a su madriguera, el Cazador se fue
a su casa (que digo yo que tendría casa el hombre) y la Abuelita preparó a
Caperucita un baño y una cena calentitos y se fueron a dormir.
Fin.
hola, en casa estan todos acostados, y voy trasteando de un blog a otro encontrándome blogs tan interesantes como el tuyo y sobre todo tenemos una cosa en común...yo también soy de mente dispersa, jajaja, siempre lo he dicho. pasaré por aquí!!
ResponderEliminarsaludos
Hola¡¡¡ gracias por comentar. A ver si lo de la dispersión va a ser una epidemia jajaja.
EliminarUn saludo :)