jueves, 13 de junio de 2013

Caperucita Despistada.

Ya os conté que para el día del libro hice de cuentacuentos en el colegio de mi hijo. Algunas seguidoras me pedisteis que os pusiera aquí el cuento, ya que es una versión particular de Caperucita que inventamos a cuatro manos entre mi hijo y una misma. Aprovechando que este fin de semana Guadalajara se transforma en la Ciudad de los Cuentos, voy a haceros caso. Eso si, es mucho más divertido contado con gestos que así leído, pero espero que os guste.

Caperucita despistada.

Seguro que todos os sabéis el cuento de Caperucita ¿verdad? Pues abrid bien los oídos, porque esta es otra versión.


Había una vez una niña que se llamaba Caperucita Roja. Vivía en una casita cerca del bosque y le gustaba mucho salir a pasear. Pero como era muy despistada, le pasaban cosas raras. Por ejemplo un día que iba paseando, se chocó contra un árbol, pero no se dio cuenta de que era un árbol y le dijo:

- Uy, perdone, señor.

El Lobo, que lo estaba viendo todo, se acercó a Caperucita y le dijo:

- ¡Pero niña, como eres tan despistada! ¿No ves que es un árbol?

Caperucita se quedó mirando al árbol y pensando “anda, pues es verdad”.

- A ver, Caperucita ¿Cómo vas tú solita por el bosque?- Preguntó el Lobo.
- Es que me gusta mucho pasear- respondió Caperucita.
- ¿Pero no te das cuenta de que puede haber lobos por ahí sueltos? Anda, anda, ve por el camino largo, que es más seguro y más recto y llegarás a casa de la Abuelita – dijo el Lobo. – Ya iré yo por el camino corto.

Así que cada uno se fue por un camino, el Lobo por el camino corto y Caperucita por el camino largo. El Lobo llegó enseguida a casa de la Abuelita y llamó a la puerta. La Abuelita salió a abrir.

-Pasa, pasa  – le dijo al Lobo – que tengo preparado un té con pastas para merendar.
-Abuelita, me he encontrado con Caperucita y es despistadísima  – empezó a contar el Lobo, mientras daba buena cuenta de una pastita de chocolate. – Se ha tropezado con un árbol y le ha dicho “Uy, perdone, señor”. Y yo creo que del golpe se ha quedado más despistada de lo que era. La he mandado por el camino largo que es más recto.
-Pero Lobo, como se te ocurre- le regañó la Abuelita. – Con lo despistada que es esta niña, se va a perder.

Efectivamente, paseando por el camino largo, Caperucita empezó a despistarse cada vez más: que si una flor, que si una mariquita, ahora una mariposa que revolotea, un pajarito que pía… Total, que sin darse cuenta se salió del camino y se perdió. Pero ella iba tan distraída con sus asuntos, que ni se enteró de que estaba perdida. Hasta que ya llevaba mucho, mucho, pero mucho, mucho, muchísimo rato andando y pensó: “Va a ser que me he perdido, porque el camino largo no recuerdo que fuera tan largo”. Y gritó en medio del bosque:

-¡¡¡¡Socorrooooo!!!! ¡¡¡¡Estoy perdida!!!!

Menos mal que pasaba por allí cerca el Cazador que la oyó y le dijo:

-Pero Caperucita, ¿cómo eres tan despistada? ¿No ves que tienes la casa de tu Abuelita justo ahí detrás?

Caperucita se dio la vuelta y allí estaba la casa de la Abuelita entre los árboles. El Cazador acompañó a Caperucita hasta la casa y como ya era tan tarde porque Caperucita había estado mucho rato perdida, la Abuelita dijo:

-Vamos a llamar a tu mamá por teléfono, para decirle que te quedas aquí a dormir, que ya es tardísimo.

Ring, ring, ring.

-¿Diga? – dijo la mamá de Caperucita
-Hija, que soy yo, la Abuelita. Que Caperucita acaba de llegar, porque se ha perdido por el bosque, y como ya es muy tarde, mejor que se quede aquí a dormir.
-¿Qué se ha perdido?- Se alarmó la mamá de Caperucita. – Pero esta niña, que despistadísima que es-
-Si, además me ha contado el Lobo que se ha dado un golpe con un árbol y yo creo que se ha quedado más despistada de lo que era – siguió contando la Abuelita.
-Pues vaya, lo que nos faltaba, con lo despistada que era ya de antes. Mira, mejor que se quede ahí a dormir – dijo la mamá de Caperucita – y ya me paso mañana por la mañana a buscarla.
- Vale, vale, hasta mañana.
- Hasta mañana.

Así que el Lobo se volvió a su madriguera, el Cazador se fue a su casa (que digo yo que tendría casa el hombre) y la Abuelita preparó a Caperucita un baño y una cena calentitos y se fueron a dormir.


Fin.

2 comentarios:

  1. hola, en casa estan todos acostados, y voy trasteando de un blog a otro encontrándome blogs tan interesantes como el tuyo y sobre todo tenemos una cosa en común...yo también soy de mente dispersa, jajaja, siempre lo he dicho. pasaré por aquí!!
    saludos

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    Respuestas
    1. Hola¡¡¡ gracias por comentar. A ver si lo de la dispersión va a ser una epidemia jajaja.

      Un saludo :)

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