jueves, 31 de enero de 2013

Virus.


La semana pasada os hablaba de bacterias, virus, y las diferencias entre ellos. Hoy me voy a centrar en los virus, cómo son, por qué fastidian tanto, cómo combatirlos y, lo que creo que es más importante, por qué los antibióticos no actúan contra ellos.

Estructura.

Como ya vimos, los virus no son células, sino agentes submicroscópicos compuestos por una molécula de ADN o ARN (ácido nucleico) rodeada de una cubierta de proteínas (cápsida) y a veces una envoltura de lípidos que proceden de las células que parasitan. Cada una de las proteínas que componen la cápsida se llama capsómero.


Un criterio de clasificación de los virus es en función de la forma que adopta la cápsida.

¿Por qué son tan fastidiosos?

En su ácido nucleico, los virus contienen toda la información genética necesaria para reproducirse y crear nuevos virus, pero como no tienen la maquinaria celular para ello, solo pueden hacerlo infectando células de otros organismos. Normalmente son inertes, no se alimentan, no crecen, no hacen nada. Por eso se considera que están en la frontera entre lo vivo y lo no vivo. Pero cuando consiguen infectar una célula, se pone en marcha su mecanismo molecular para reproducirse. Y como se apropian de la maquinaria celular, la célula deja de funcionar correctamente y enfermamos.

Los capsómeros le sirven al virus no solo como protección del ácido nucleico, sino también para adherirse a las células que parasitan. Los capsómeros “reconocen” (a nivel molecular) proteínas o estructuras de la membrana de la célula víctima y se pegan a ella. Este reconocimiento suele producirse de manera específica, por lo que es raro (pero no imposible) que un virus que infecta a plantas o a bacterias infecte a mamíferos… Aunque entre mamíferos si es más frecuente que los virus pasen de una especie a otra. Vamos, que un virus humano puede perfectamente infectar a un mono, y viceversa. Además, los virus tienen una alta tasa de mutación, que provoca cambios en los capsómeros y puede facilitar estos “saltos” de especie.

Normalmente solo el ácido nucleico del virus penetra en la célula infectada. A veces el ácido nucleico va acompañado de alguna proteína específica que le sirve para empezar a parasitar el mecanismo celular y esta proteína también entra en el momento de la infección, pero las proteínas del capsómero se suelen quedar fuera.

Una vez dentro de la célula, este ácido nucleico coordinará la formación de nuevos capsómeros, nuevas copias de sí mismo, y el ensamblaje de toda la estructura para formar nuevos virus. Estos virus saldrán de la célula infectada bien por rotura de la misma o bien poco a poco a través de la membrana y están listos para repetir el proceso en nuevas células.

Los efectos que producen en el organismo al que infectan son principalmente los siguientes:

-          Debilitamiento del sistema inmunitario.
-          Reacciones alérgicas.
-          Destrucción de órganos vitales.
-          Formación de coágulos, abscesos y hemorragias.


Entonces… ¿cómo los combatimos?

Esta es la parte donde quería llegar. Ningún antibiótico sirve para combatir un virus. Ninguno. Así pues, cuando vamos al médico porque tenemos gripe o un resfriado (o cualquier otra enfermedad producida por virus) y el médico no nos receta antibiótico, está haciendo lo correcto. Ya ahondaré más adelante en este tema y explicaré por qué soy tan tajante en este sentido.

Para evitar que los virus se propaguen de individuos enfermos a sanos, tenemos varias soluciones que podemos adoptar.

-          Tener una higiene adecuada.
-          Evitar en la medida de lo posible el contacto con enfermos infectados.
-          Las vacunas. Hasta el momento han demostrado ser el mecanismo más eficaz para evitar, o al menos paliar, los efectos de los virus. Tan es así que muchas enfermedades que podrían ser mortales han desaparecido casi por completo, y cuando aparecen lo hacen en forma muy leve. Hay ahora una “moda” o “corriente” de gente supuestamente bien informada que se niega a vacunar a los niños y están cometiendo un gran error: lo único que van a conseguir así es que estas enfermedades vuelvan a ser más virulentas de nuevo. Creo que más adelante también voy a desarrollar este tema un poco más, ya que me parece interesante.


¿Y cuando ya estamos infectados? Hay tratamientos específicos para combatir los virus. En el caso de algunas enfermedades, los tratamientos alivian la enfermedad pero no la curan. En otros casos, estos tratamientos sí consiguen hacer desaparecer el virus. Y como diría mi médico frente a una gripe: “sin tratamiento, una semana. Con tratamiento, 7 días”.

Como siempre os pongo unos enlaces interesantes donde podéis ampliar y contrastar información.


2 comentarios:

  1. Mi casa está llena de virus!!! y tenemos en casa una gripe creo que con tratamiento... ¿o es sin?;) En cualquier caso, ha entrado sin estar invitada!!!

    (Gracias por comentar en mi blog sobre el Today, que se que tu y los propósitos no os lleváis bien, jejeje. Pero me he divertido muchísimo haciéndolo!!)

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    Respuestas
    1. Lo del tratamiento en la gripe es opcional, se os va a pasar igual :) (a mejorarse pronto).

      (De nada ¡¡¡ me gustaron mucho tus propósitos porque son asequibles jajaja).

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