El Monasterio de Piedra.

Nuévalos, Zaragoza.

De niña pensaba que el Monasterio de Piedra se llama así porque había un monasterio, construido en piedra. Ni que decir tiene que el nombre me parecía bastante poco original, teniendo en cuenta que todos los monasterios están construidos en piedra. Más tarde me enteré de que es el río Piedra el que estructura el paisaje y da nombre al enclave. También me parecía un poco extraño que alguien le haya puesto Piedra a un río (nada tan diferente como el agua y la piedra), pero eso es otra historia.

Es uno de esos sitios mágicos que merece la pena visitar de cuando en cuando. Con la luz y los colores del otoño, cuando nosotros fuimos, tiene un encanto especial. Pero en primavera está precioso con todo brotando. Además es de esos lugares diferentes en los que, de una tacada, se puede aprender historia, geología y biología. He podido redescubrirlo a través de los ojos de mi hijo, y me apetece compartir la experiencia. El resto (la magia, los olores, las sensaciones, la luz), lo dejo para que lo descubráis vosotros mismos.

Historia.

Hay una parte del antiguo monasterio cisterciense, fundado en 1194 sobre una fortaleza árabe, que se puede visitar. Alberga un pequeño museo alrededor de la zona del claustro. Os recomiendo que hagáis la visita con guía (por el mismo precio), que os irá contando particularidades de la vida de los frailes, y los distintos usos que le daban a las estancias. Aquí mi niño nos dejó una de sus “perlas” cuando le preguntó a nuestra guía si los frailes eran personas. Carcajada general en todo el grupo. La cocina del monasterio tiene la distinción de haber sido el primer lugar de Europa donde se cocinó chocolate.

Geología.

El enclave forma parte del sistema Ibérico. Las rocas originariamente se formaron en el fondo del mar. Posteriormente la orogenia alpina comprimió las rocas haciéndolas salir a la superficie. Son rocas calcáreas, por lo que se modelan lentamente por acción del agua (y del tiempo). Este proceso se conoce como karstificación.

El paso del río por un terreno tan irregular, hasta caer en el valle, da lugar a numerosas cascadas y pozas que hacen del paisaje un lugar idílico. Mención especial tiene la cascada conocida como Cola de caballo, de unos 50 metros de altura, en cuyo interior se encuentra la Gruta Iris, a la que se puede acceder. A determinadas horas del día, según incida la luz del sol, se puede contemplar el arcoíris en el interior de la gruta. El agua que cae procede de filtraciones del río a través de la roca, que hace que parezca que llueve en el interior.

El río contiene gran cantidad de carbonato cálcico disuelto, que se va depositando en capas sobre el terreno, las plantas de alrededor, etc. De ahí que el río se llame piedra.

Biología.

La vegetación que acompaña el curso del río es un típico bosque de ribera, o bosque en galería. Es una vegetación muy frondosa, con árboles de gran tamaño, y que requiere la humedad del río para desarrollarse. Las copas de los árboles cubren al río formando una especie de túnel, lo que filtra la luz del sol de una manera especial.

En la parte baja el río se ensancha y los árboles ya no forman la típica galería, pero el paisaje es espectacular.

En la parte baja también hay una piscifactoría de trucha común (Salmo trutta) y trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss). En paneles explicativos podemos conocer la vida de estos animales.

Si sois muy observadores, podéis encontrar diversas especies animales, sobre todo pequeños pájaros. A nosotros, vinieron a saludarnos estos ejemplares de ánade real (Anas platyrhynchos). El macho es más vistoso porque le confiere ventajas reproductivas, mientras que la hembra tiene una coloración que le permite camuflarse con el entorno, algo muy necesario en la época de incubación de los huevos.

Espero que os haya gustado la visita.