miércoles, 28 de octubre de 2015

¿Truco o trato?: Guirnalda de Halloween en 10 minutos.

Si, como a mi, se os ha echado el tiempo encima para preparar algún adorno de Halloween, podéis hacer esta pequeña guirnalda de fantasmas y calabazas en apenas 10 minutos.



Vais a necesitar:
-Cartulinas en morado, negro, naranja y blanco
-Troqueladoras de círculo y galleta. Si no tenéis, podéis hacerlo con tijeras, pero tardaréis algo más de 10 minutos.


-Ojos móviles.
-Lápiz,
-Tijeras.
-Sacabocados.
-Cordón (lana, hilo, cinta...)

Dejamos la cartulina blanca aparte, y hacemos dos formas de cada con cada uno de los otros colores.


Las combinamos y pegamos.


En la cartulina blanca hacemos unos divertidos fantasmas, y calabazas con la naranja. Yo los he dibujado a mano alzada, pero si no se os da bien dibujar, seguro que en Google encontraréis alguna plantilla que os sirva. Pegamos los ojos en cada fantasma.


Con un sacabocados hacemos un pequeño agujero en cada forma, para poder pasar el cordón y unirlos todos.


Así de graciosa queda nuestra guirnalda terminada. Fácil ¿verdad?


Ya me contaréis si sois de poner decoración de Halloween. Aquí en el blog podéis encontrar alguna idea de guirnalda más:
-Guirnaldas de Halloween en cartulina
-Guirnaldas de Halloween en fieltro
 Y como siempre os espero por las redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram y Pinterest.


martes, 27 de octubre de 2015

Postal viajera 7.

A mi postalera viajera de esta ronda le encantan los animalitos monos.


Una buena excusa para crear una postal y un marcapáginas.



miércoles, 21 de octubre de 2015

Marcapáginas en goma eva para Almacén de Pontejos.

Seguro que, un mes después de la vuelta al cole, os ha dado tiempo de preparar todo el material, incluidas la funda para flauta y la funda para el juego de reglas que os expliqué aquí en el blog.

Para que nuestros peques tengan el set completo de vuelta al cole, he hecho estos marcapáginas en goma eva en colaboración con Almacén de Pontejos. Pinchad en el texto azul para ver el tutorial completo.


 ¿Os gustan? Podéis aprovechar estos mismos adornos para hacer unos capuchones para los lápices. O ponerlos en horquillas, diademas... ¡Son muy versátiles!


Y lo mejor de todo: los peques de la casa os pueden ayudar a hacerlos. Os espero en Facebook, Twitter, Instagram y Pinterest con vuestros comentarios.



miércoles, 14 de octubre de 2015

Tarros bonitos.

O de como encontrarse de repente en casa con 6 tarros de cristal, y transformarlos un poco sin que pierdan utilidad.



 Me encantan estos tarritos de cristal. La forma es ligeramente cuadrada, y son pequeños, de unos 9 cm de alto. Vamos, que me parecieron ideales ya en el super cuando estaban rellenos de zanahoria, apio y remolacha.


 Así que los fui guardando a medida que se terminaban y quitando todos los restos de etiquetas. Como ya sabéis, no me gusta dejar las cosas así tal cual, siempre tengo que transformarlas un poco para dar mi toque personal, y estos tarritos no iban a ser menos.


 Si tenéis tarros en casa (de este u otro tamaño) que queráis transformar como los míos para darles una segunda vida, os cuento lo que vais a necesitar:

- Tarros de cristal, con su tapa.
- Fieltro (preferiblemente blanco).
- Tela de patchwork. Yo he elegido dos telas diferentes en tonos azules, que son los que predominan en el sitio donde he colocado los tarros al final.
- Pegamento textil. Aseguráos que sea un pegamento que quede transparente al secar.
- Tijeras.


- Cinta métrica.
- Cintas textiles: en mi caso he utilizado piculina y cinta de encaje.
- Gomas elásticas.
- Lápiz o similar para marcar en el fieltro y en la tela.
- Compás o plantilla para hacer círculos.

Como materiales opcionales:

- Washi tape.
- Papeles de scrap.
- Troqueladoras.
- Pegamento tipo cola.

Para que no se transparente la decoración que lleva la tapa a través de la tela, vamos a hacer unos círculos de fieltro del mismo tamaño que la tapa, que pegaremos con el pegamento textil (una gota en el centro será suficiente).


A continuación medimos la tapa de lado a lado, calculando un poco mas para que sobresalga la tela ligeramente (un par de milímetros más, tampoco os paséis).


En mi caso daba una medida de 9 cm, así que corté en las telas círculos de 9 cm de diámetro. Como no encontraba el compás, me ayudé de un vaso que tiene esa medida.


Ponemos pegamento textil en los bordes del círculo (por la parte del revés de la tela) y pegamos a la tapa del tarro.


Es posible que, cuando el pegamento está aun fresco, tienda a despegarse. Para no tener que sujetar de uno en uno hasta que se sequen, podéis poner una goma elástica en el borde de cada tapa.


Creo que lo más difícil de todo fue sujetar todas las gomitas. Esperamos unas horas hasta que seque el pegamento, y retiramos las gomas.


Pegamos en el filo de cada tapa una cinta decorativa, utilizando el mismo pegamento textil y las gomas para sujetar.


Si queréis decorar las tapas nada más, ya habríais terminado. Solo hay que esperar a que se seque el pegamento y retirar las gomas. Pero a mi me apetecía hacer algo más. Mientras esperaba que secase el pegamento, puse a cada tarro una tira de washi tape.


Me he decantado sobre todo por motivos geométricos, ya que en las telas de las tapas hay flores suficientes y no quería recargarlos demasiado.


Con ayuda de mis troqueladoras y unos papeles de scrap, hice unas etiquetas. No voy a escribir nada en ellas, pero me parecía divertido para que parezcan tarros de mermelada, y además me sirven para ocultar las terminaciones de los washi tape.


También he optado por los motivos geométricos en las etiquetas, que he pegado sobre los tarros con cola blanca.


Con todos los pegamentos ya secos, quedan unos tarros así de bonitos (al menos a mi me lo parecen).


Las tapas vistas desde arriba son ideales.


Lo siento, no podía parar de hacerles fotos jajajaja.


Mi favorito creo que es el de la derecha en la siguiente foto.



¿Y para qué los he utilizado? He metido en ellos clips, chinchetas, y todo ese pequeño material de escritorio que suele estar rodando por los cajones, y ahora están decorando el escritorio de mi cueva.


No se si colocarlos en batería, en línea o apilados... de momento están apilados que me parece que ocupan menos, pero no descarto ir cambiándolos de posición de vez en cuando.


¿Os gustan? Espero vuestros comentarios en Facebook, Twitter, Instagram y Pinterest.


jueves, 8 de octubre de 2015

Un Rag Quilt muy accidentado.

Si me seguís en Instagram, pudisteis ver que hace un par de semanas estuve haciendo un rag quilt. Me hace gracia este tipo de quilt, creo que los bordes deshilachados le dan un toque bohemio que me apetecía mucho en este momento. Así que me fui a por telas y me lancé. Lo que no me esperaba era todas las cosas que me pasaron mientras lo cosía.


Las dimensiones finales de mi rag quilt son 90x110 cm. Para hacer uno similar vais a necesitar:
-40 cuadrados de tela de 25x25 cm.
-20 cuadrados de guata de la misma medida.
-lápiz y regla.
-máquina de coser, hilo, tijeras...

He combinado cinco telas diferentes. Elegí estos colores porque me van bien con la decoración del salón (la idea es que sirva como mantita de sofá). Necesité medio metro de cada tela, para cortar ocho cuadrados de 25x25 cm, ya que puse la misma disposición de telas por delante y por detrás. Otra opción es hacer la trasera con telas diferentes, o de un solo color.


Las telas de algodón que se utilizan en patchwork conviene lavarlas antes de empezar, ya que encogen algo y destiñen también un poco. Imaginad que encoja o destiña una vez terminado el quilt ¡sería un desastre!. Fue aquí donde me encontré el primer problema. La tela roja no paraba de desteñir. La lavé a máquina, la tuve un buen rato en remojo con vinagre rebajado, la dejé toda la noche en agua con sal... y cada vez que la escurría seguía destiñendo. Pero no creáis que un poquito, no, no paraba de salir tinte rojo. Al final recurrí a mis amigas expertas en estas lides del patchwork y me recomendaron que, en el primer lavado del quilt, utilizara un par de toallitas para evitar desteñidos. Mano de santo, pienso usar estas toallitas siempre que haga algo con telas rojas.

La segunda sorpresa vino al empezar a cortar las telas. Me encontré en algunas de ellas con este mensaje (primera vez que lo veo, se ve que compro pocas telas):


Mis amigas patchworkeras me explicaron que estas telas son inflamables al ser de algodón 100%, y la normativa en algunos países es muy estricta en cuanto a telas, de ahí el mensaje. Menos mal que es para una mantita de sofá y no de cuna.

Horror, me puse a cortar las telas y en una me desvié un poco bastante... No tengo foto del desaguisado, pero menos mal que lo pude arreglar con un poco de fiselina y queda el estropicio justo en la costura, así que no se nota nada. Pero tened cuidado antes de meter la tijera o el cuter.

Y hablando de cuter, cuando ya estaba terminando de cortar todos mis cuadrados de 25x25 cm ¡se quedó sin filo! ¡me dejó tirada! Y lo peor de todo ¡No tenía repuesto de cuchilla!. Tuve que terminar con otra cuchilla que no era la dentada. A estas alturas ya estaba pensando que algo bueno me tenía que pasar cuando terminase el quilt, porque tantas cosas raras no era normal. Al final conseguí todos mis cuadrados de tela y guata.


El siguiente paso es marcar las diagonales de la mitad de los cuadrados (los que vayan a ir en la parte de delante). Yo lo hice con un lápiz que se borra al lavar, y una regla. También conviene que hagáis una pequeña marca para distinguir hilo y contrahilo de la tela, ya que debemos poner todos los cuadros con la misma orientación para que el quilt quede bien.



Una vez cortados los cuadrados de tela y guata, tenéis que hacer "sandwich" con dos capas de tela y la guata en el centro. Colocáis la trasera de la tela con el lado bonito hacia abajo, después la guata, y la delantera de la tela con el lado bonito hacia arriba. Tened en cuenta lo que os comentaba antes, para que hilo y contrahilo de las dos telas os quede en la misma dirección. Os saldrán 20 sandwich en total.



Ahora llega la parte divertida; hay que coser todas las diagonales que hemos marcado, con cuidado de rematar cada costura al principio y al final. Como mis cuadros eran de colores tan diferentes, he ido cambiando el color del hilo para ponerlo a tono. Os enseño como quedó uno de los cuadros y ya sabéis, así hasta 20. Aquí tuve otro problema porque, nada más empezar a coser, la máquina comenzó a hacer cosas raras y me partió el hilo. Al final era culpa de una canilla mal puesta, pero ya me veía cosiendo el rag quilt a mano.


El siguiente paso es elegir una disposición bonita para nuestros cuadros. Conviene hacer una foto para que no se os olvide como van colocados y no os despistéis con tanta costura como hay que hacer a continuación.


Ahora unimos los cuadros, primero formando filas y luego las filas entre sí. Normalmente para coser sabéis que ponemos las telas derecho con derecho, para que las costuras no se vean. En este quilt es al revés. Hay que colocar los cuadros revés con revés de forma que la costura quede por el derecho. Haremos las costuras a 1.5 cm del borde, y rematamos cada una de ellas al principio y al final. Aquí me confundí al coser y lo hice como os estoy diciendo que no hay que hacer. Nada como descoser y empezar de nuevo.

Formamos primero las 5 filas. Atentos a la orientación de hilo y contrahilo de la tela, poned todas en la misma dirección. Aquí no he cambiado el color del hilo en cada cuadro, estos pasos finales los he cosido todos con el mismo hilo de un color neutro.


Luego uniremos las filas entre sí. Recordad, las costuras a 1.5 cm del borde y rematamos al principio y al final. Otra cosa que va diferente en este tipo de quilt: en lugar de colocar las costuras hacia un lado, hay que ponerlas abiertas, como cuando cosemos ropa. Tenéis que hacerlo así en este paso y en el siguiente.


El último paso con la máquina es hacer una costura a 1.5 cm del borde de todo el quilt. ¿Sabéis eso de que quedan 2 cm para terminar de coser toda la pieza y se acaba la canilla? También, también me pasó.


Ahora hay que hacer pequeños cortes en todos estos bordes para formar los flecos, que nos darán ese aspecto deshilachado y bohemio que tanto me gusta. Los cortes están separados a 1 cm de distancia más o menos y hay que tener mucho cuidado de no cortar las costuras. Menos mal que aquí no me pasó ninguna catástrofe reseñable.


El toque final se consigue con un paseo por la lavadora (y si tenéis secadora, tanto mejor). Recordad: un par de toallitas anti-desteñidos para evitar problemas y os quedará perfecto. Eso si. es posible que todo el resto de la ropa salga lleno de pequeños hilillos... Si, también me ha pasado.


Y menos mal que lavé por la mañana que hacía un sol estupendo, porque por la tarde ¡se puso a llover! Con todas las cosas que me han pasado, me parece que es el rag quilt más accidentado de la historia.

Os enseño en la siguiente foto como queda por detrás (y de paso podéis ver el solazo que hacía, nada que hiciera sospechar la lluvia de la tarde).


Si conseguís ser inasequibles al desaliento y superáis todas las dificultades que las telas, el cúter y la máquina de coser os pongan, conseguiréis una bonita mantita de sofá para utilizar este próximo invierno.


Y ya sabéis que, aparte de Instagram, también me tenéis por Facebook, Twitter y Pinterest para que me contéis cosas, resolver dudas de este tutorial o de cualquier otro o para ver las tonterías que pongo que no tienen que ver con el blog (o si). ¡Os espero!

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