El otro día comentaba con mi hijo mayor que, cuando yo era niña, en todas las casas había una caja de galletas de lata que, al abrirla, estaba llena de hilos, cintas, alfileres. Vamos, que era un costurero. Y te llevabas un chasco tremendo porque te quedabas sin galletas. En nuestra casa ahora también hay una. Esta caja maravillosa que compré hace unas semanas.
Es muy amplia y no me gustaba la idea de tener todo entremezclado dentro a lo loco, así que me he hecho unas divisiones con fieltro. Van hechas como estas otras cajitas para guardar tesoros, pero sin la tapa ya que no era necesaria, y adaptando las medidas para que quedaran bien.
Así esta todo mucho más recogido y ordenado y yo feliz con mi costurero nuevo.
¿Os gusta la idea?¿Cómo son vuestros costureros? Espero vuestros comentarios tanto aquí en el blog como en mis redes sociales favoritas: Facebook, Twitter, Instagram y Pinterest. La semana que viene ya volveré el miércoles a la normalidad, aunque puede que os cuente una cosa muy especial el lunes. ¡Nos vemos!